Los caminos están ahí,esperando mis pisadas.Se esfuerzan en sorprenderme en cada recodo como una compensación a mis miradas.Son largos, cortos, anchos y estrechos.Saben llanear y también hacerse empinados. Recorro con la alegría del que descubre el mundo por primera vez. Me enseñan esa naturaleza con sus pueblos.Me dejan oír el sonido de sus habitantes.Los caminos son para recorrerlos y yo lo hago con la esperanza de que con mis imágenes ,todos los recorran también.
¡Cómo me gustan las hojas del otoño!...¡felices flotando en el aire,jugando a quedarse colgadas en cualquier telaraña o en algún alambre de espinos.
Me encanta verlas colorear de mil tonos, como camaleones tratando de camuflarse en la tierra.Adormecidas después de su viaje ,bajo las ramas.
Me devuelven mi niñez cuando disfrutaba haciéndolas crujir en mi caminar de soldado aguerrido o levantandolas con mis pies al aire, simulando un chute a portería y...¿còmo no?,abrazando un buen montón para lanzarlas al cielo y sentirlas caer en mi cabeza como una lluvia liviana.
Me paro a contemplar esos preciosos paisajes que nos deja el viento doblando las ramas de los árboles, "nevando hojas" y alfombrando todos los caminos como si esperaran un espectáculo importante, dejándose arrastrar por la corriente del río recorriendo su mundo hasta llegar al mar,en los charcos como los perros juguetones llenandose de de barro.